27 de agosto de 2012

50 sombras de Grey

Sigo por Twitter desde hace un tiempo a una chica seguidora de 50 sombras de Grey (y como no podía ser de otra manera, de Crespúsculo también). Lleva unos días hablando sobre actores que pueden interpretar a los personajes, y entre eso y todo lo que se ha hablado del libro, me entró la curiosidad de leerlo por mí misma. No soy fan de los bestsellers, pero uno al año no hace daño (o visto lo visto, sí).
En unos cuatro días apenas había terminado 50 sombras de Grey, de EL James.
Como no estoy para andar comprando libros, libros que además son muy propensos a no gustarme nada, busqué una versión digital e ilegalmente lo bajé. No me arrepiento, financiar este crimen sería en sí un crimen.

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Sinopsis
Anastasia, una chica universitaria de último año, tiene que hacerle una entrevista a Christian Grey, un joven empresario de mucho éxito, para una revista de la Universidad. Cuando se conocen tienen un flechazo casi instantáneo, y tras un par de días jugando al gato y al ratón, acaban liados. No todo es fácil para ellos, porque Grey tiene tendencia al sado y al BDSM, mundo que Anastasia no conoce y que le plantea problemas.
Es prácticamente todo el argumento que tiene el libro. 470 páginas en mi versión.

Valoración
El libro es malo. Si no es el peor libro que he leído en mi vida, se le acerca muchísimo. En general, es un despropósito de libro, estilística y estructuralmente; además del “argumento” en general. Los personajes están mal construidos, pero más allá de la simplicidad de los bestsellers, se permite atacar uno de los pilares básicos de la literatura de ficción: la verosimilitud.
Es un libro que se lee en una patada. No es que sea sencillo, es que es simple. Se basa en diálogos con “acotaciones” entre intervención e intervención (muy de Crepúsculo), por lo que no hay material real para leer. Apenas hay descripciones o acción narrada. El formato en el que está editado engaña: tamaño de letra grande, grandes interlineados, márgenes generosos... en hora y media leí 150 páginas; estoy leyendo también El nombre de la rosa (Umberto Eco) y en hora y media avanzo como mucho 50 páginas. Abulta mucho, pero apenas hay historia.
Empecé a leerlo sin prejuicios. Sabía que se hablaba mucho de él, había escuchado que se parecía a Crepúsculo, también escuché que era muy explícito en cuanto al sexo entre los dos protagonistas, poco más. Lo cogí con buenas ganas, pero al poco tiempo empezó a cansarme y a hacer que rompiese el pacto de ficción (ya hablaré de qué es esto en otra entrada). El primer momento en el que me decepcionó fue al romper la verosimilitud:
Anastasia es una chica de veintipocos años (está acabando la universidad) inocente y sin ninguna clase de experiencia sexual. Se encuentra con Grey, que es un tío que él mismo se define como pervertido (aunque ser aficionado al sado no creo que cuente como perversión), con mucha más experiencia que ella. Ella, con dos besos y menos de diez minutos se convierte en una experta en sexo, que de todo sabe a la primera y que de todo disfruta a la primera. No titubea, no hay errores, no duda antes de hacer nada; es un ataque a la verosimilitud al completo.
El desarrollo de la historia es lento y repetitivo. El principio es el del cualquier libro, y tras los primeros encuentros entre Anastasia y Grey, empieza a ser repetitivo. Durante 200 páginas lo único que hacen es quedar para cenar, tener sexo y debatir o reflexionar sobre su relación, convirtiéndose en un círculo vicioso de pensamientos, inseguridades y lágrimas. En las últimas 100 páginas, cuando Anastasia va a visitar a su madre parece que la acción se reactiva un poco, y de ahí hasta el final, que se permite acabar bruscamente cuando durante la mitad del libro no hubo trama.
Hay otros detalles que no ayudan a aumentar la calidad o interés del libro. Uno de estos detalles, que además también van en consonancia con lo de la verosimilitud, son las “divisiones mentales” de Anastasia. Por un lado, está su consciencia y su voz narradora. Es la voz que va narrando la acción, y se corresponde con lo que se espera de este tipo de personajes. Pero además, tiene como dos conciencias diferenciadas: lo que ella llama subconsciente (que si entendí bien a Freud, de subconsciente tiene más bien poco) y “la diosa que llevo dentro” (carcajadas aparte). Como ya dije, ese “subconsciente” no es tan subconsciente. Sería más bien una segunda conciencia que entra en juego solamente cuando la autora quiere reflejar una segunda opinión. Además está la figura de “la diosa que llevo dentro”, una tercera conciencia sin justificación ni sentido. Aparece a la vez que los encuentros sexuales, y más que una “diosa” es una niña caprichosa. No tiene una pose digna ni orgullosa como se espera de una diosa, me recuerda bastante al alter ego de dibujos de Lizzie McGuire en la serie de Hilary Duff que veía de pequeña en Disney Channel. Además, al personaje de Anastasia no le pega tener una diosa interior, puesto que nunca lo ha sido: se define a sí misma como poca cosa, una chica inocente y tímida, con poca experiencia social e insegura. No hay lugar para una diosa interior, incluso en el caso de que se comportase como tal.

El libro termina abruptamente, cuando parecía que se podía empezar a tener una trama interesante, o una acción de verdad. Se justifica este fin con una nueva ruptura entre los dos, exagerada y cuyo único propósito es ponerle fin al libro sin tener que darle más vueltas.

No voy a entrar en consideraciones de “este libro es malo para las chicas”, “es muy provocador”, porque la Historia nos ha enseñado que la recepción que tenga el libro es volátil y al poco tiempo deja de tener importancia. Pero si alguien va a leerlo porque le han vendido lo del sexo explícito (o su novia le ha dicho que lo lea para “aprender algo”), le digo que se ahorre el dinero que le cueste el libro, o el tiempo de buscarlo para descargar, y teclee “porno” en Google. Cualquier cosa que encuentre probablemente tenga más argumento, esté mejor elaborada y le vaya a enseñar lo mismo o más que este libro (cualquier persona con un poco de experiencia o curiosidad en sexo no va a encontrar ninguna sorpresa).

Este libro no vale la pena en ninguna de sus facetas. Quizás pueda satisfacer a las adolescentes hormonadas huérfanas de Crepúsculo, pero no a otra clase de lector, mucho menos uno culto y que busque entretenimiento a la par que calidad.


Nota
1 de 10

2 comentarios:

  1. Tenía ganas de leer esta reseña, y me he partido de risa mientras la leía. Me das motivos de sobra (junto a los que ya tenía de por sí) para no leerme este libro :)

    ¡Besos!

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  2. Había oído hablar del libro, vi en El Corte Inglés que lo vendían por los ojos y tenía curiosidad porque no tenía ni la más remota idea de su argumento.
    Bueno, cof, cof, "argumento", vista tu reseña. Me ha dado la impresión de ser un "Tres metros sobre el cielo" menos acaramelado pero igual de rancio.

    ¡Besos!

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Suficiente blog por hoy. ¡A escribir!