18 de octubre de 2013

13 días para noviembre

Hemos pasado ya el ecuador de octubre, y el NaNo se viene encima. Quedan 13 días para la primera noche de NaNo, tengo casi todo lo que necesito, y mi meta diaria de palabras no deja de crecer.


En cuando a planificación de mi proyecto, está casi todo listo. Tengo el argumento, tengo el desglose, tengo personajes y sus nombres (¡con lo que me cuestan!) y estoy reuniendo material visual y diferentes recursos que pueda necesitar para desatascarme en algún punto o ayudarme con la descripción de algo concreto.
Cuando empezó octubre me estaba decantando entre dos proyectos, y ya estoy decidida. Al final haré una antología de relatos ambientados en un mundo steampunk. Serán relatos más o menos cortos (más largos de lo que estoy acostumbrada, pero más cortos que otros que andan por ahí), pero no sé cuántas palabras puede llevar cada uno. Tengo 10 argumentos listos, 9 desarrollados en sus líneas más generales y a tirar con ellos hasta llegar a las 50mil palabras.
No me gusta la acción, el misterio, las investigaciones o las aventuras, así que mis relatos se alejan de lo que se suele encontrar en el steampunk y voy a tirar por una visión un poco costumbrista: fragmentitos de la vida cotidiana neovictoriana (aunque yo siempre he sido de una cronología de principios del siglo XX). Alguna investigación puede haber, pero pequeña.
La dificultad con la que no contaba, es que la mayor parte de los argumentos que se me iban ocurriendo tenían a niños como protagonistas. No es para nada literatura infantil y no son personajes habituales, pero no dejaban de salirme niños por todos lados. Al ir madurando los argumentos algunos personajes tuvieron que dejar de ser niños, pero no me he podido deshacer de ellos en un par de historias. Me ha quedado un rango de edad bastante variado: desde niños de unos 10 años hasta adultos que pueden tener 40-50, pasando por adolescentes y jóvenes adultos.
Tengo solamente un par de argumentos que me están dando problemas para desarrollarlos, pero no me agobian. Como dije, no sé qué peso de palabras va a tener cada relato y si llegarán o superarán las 50mil palabras, pero estoy tranquila. Espero no necesitar recurrir a ellos.

Mi meta es llegar a las 50mil, aunque no dejo de planear cosas para noviembre y la meta de palabras diarias no deja de crecer. Desde antes de querer hacer el NaNo este año ya tenía planificado un viaje a Valencia a un concierto el fin de semana del 22. Estaré fuera desde el viernes 22 hasta el domingo 24, en el que espero llegar a casa hacia media tarde. Además, esta semana me confirmaron que tengo que dar un curso en Coruña la noche del viernes 15, con lo que esa noche no podré hacer nada, aunque espero llegar al día siguiente a casa y no el domingo. Pero eso no es todo: ayer acabé de cerrar otro viaje a Valencia entre el 31 de octubre y el 3 de noviembre. Es decir, no tendré noche espectacular de kick off y cuando pueda ponerme a escribir por primera vez alguna gente ya habrá pasado de las 5000.
Me consuela que no tengo obligaciones a las que atender. Por las mañanas tengo que estudiar un poco para el examen de diciembre, me he apuntado a un par de MOOCs que también voy a hacer por las mañanas pero que puedo distribuirlos como quiera, y dos tardes a la semana tengo clase de Corte y confección (de 4 y media hasta normalmente las 8). Mis planes eran escribir por las noches, y en caso de verme apurada tengo las tardes, las mañanas y los fines de semana al completo.
Mis planes, realmente, es desconectar a las 9 de la noche y ponerme a escribir. Hasta que me entra el sueño, normalmente entre las 12 y media y la 1, tengo horas por delante para escribir. Pero estos días me está costando subir a escribir y planificar a las 9 (me parece demasiado temprano), así que a lo mejor cambio el horario a las 10. El caso es que me quiero poner una rutina y delimitar un horario para cada cosa. Hace más de un año que uso las mañanas para estudiar y hacer cursos, y me va bien. Entonces prefiero dejar la noche para escribir, además de que durante la tarde le daré vueltas a qué escribir más tarde, y así ganar ideas para no sentarme a escribir en blanco.

Mientras, me sigo empapando de moda victoriana, algunas costumbres, casas, vecindarios, aparatos mecánicos... y me encuentro fotos como esta, que me encantan:

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