Hace poco más de un año, durante el Viñetas desde o Atlántico 2013, cuando yo de cómic no había leído nada todavía, una portada me llamó desde varias casetas diferentes. El libro se llamaba Andrea Hojarasca y tenía un dibujo muy bonito y una portada preciosa, pero no acabé de decidirme a comprarlo.
Y me arrepentí durante meses y meses. De ese Viñetas me traje unos cuantos libros, pero me arrepentí siempre de no haber puesto a Andrea Hojarasca en el lote. No exagero si os digo que durante todo el año estuve pensando en él. Y no había apuntado ni el ISBN ni el autor, ni casi nada. Me acordaba del nombre de Hojarasca nada más.
Así que este agosto, cuando volví al Viñetas, tenía varios títulos en mente, pero Andrea Hojarasca estaba en el primer puesto en la lista. Tuve miedo de no encontrarlo, pero ahí estaba en la caseta de Dolmen. No me lo pensé, incluso la chica que estaba atendiendo se sorprendió de que ni pregunté el precio.
Tuve que hacer un esfuerzo muy grande para no terminarlo en un solo día, y lo dividí en tres diferentes. Y me ha encantado.
Andrea ha nacido medio humana y medio vegetal. En su aldea la odian y desean matarla, porque la ven como un engendro que los pone en peligro. Andrea vive recluida en casa de su abuela, quien intercede por ella ante el juez que lidera su persecución, y pasa el día leyendo libros de historias de humanos mientras evita salir de la casa todo lo posible.
A Andrea le encanta las historias de humanos, pero hay una especial: aquella que habla de la ciudad de cemento y de Irene, la protagonista de estas historias. Así que cuando su abuela no puede protegerla más, huye de su casa y sale en busca de los humanos y de Irene.
Andrea Hojarasca está contado como si fuese un cuento infantil, aunque no está orientado únicamente a niños. Parece una historia sencilla, pero hay más tras las apariencias. Es un libro de descubrimiento, de aventuras y de amistad. Y a pesar de ser breve, es capaz de contener todo esto. Toda la historia está envuelta por un ambiente fresco, féerico, casi mágico, y se desarrolla en unos ambientes espectaculares, desde un bosque a una ciudad subterránea. Los personajes, aunque por el género y la extensión de la obra apenas pueden desarrollarse, se ven originales e inolvidables (el Escribiente sin inspiración, por ejemplo). Así como las subtramas que va descubriendo Andrea en su viaje hacia la ciudad de cemento, que creo que darían para unos spin off bastante interesantes. El ladrón de recuerdos me ha encantado, concretamente.
Qué puedo decir del dibujo, si es lo que me tuvo pensando en el libro durante un año completo. Me encanta: el dibujo, los colores y todo. Qué impresión da pasar algunas páginas y que te golpeen los colores: el bosque en otoño, el paisaje nevado... es un libro que es bonito solo para mirar, por si no te gusta la historia.
Sin embargo, le pondría una pega: parece que falten páginas. Hay un par de momentos en los que dos o tres páginas se resumen en una viñeta. La acción pasa demasiado rápido. Y como siempre, es mejor ver que Andrea y Urgup se hacen amigos en vez de poner en una viñeta al final de la página “y Andrea y Urgup se hicieron muy amigos”. Pero el género del cómic no da lugar para explayarse a gusto e imagino que son viñetas que tuvieron que quedarse en el tintero.
En resumen: que hice bien en ir a tiro fijo a por Andrea Hojarasca este año. Valió la pena esperar un año, y no me ha decepcionado. Aunque no he visto que sea fácil seguir a Àlex López por redes sociales para a ver si saca algo más, intentaré estar atenta. Además de una historia tan bonita, es un libro precioso.
Andrea Hojarasca está publicado por Dolmen Editorial (ISBN: 978-84-15296-87-4)
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